Propuestas y preocupaciones
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Franco Brzovic
Durante los largos y numerosos días diciocheros tuve el tiempo suficiente para dar nuevas vueltas a las propuestas tributarias de algunos candidatos a la presidencia, particularmente quienes propugnan una gran reforma de las estructuras.
Que los ricos pagan pocos impuestos, que el FUT está pasado de moda, que el sistema tributario es causante de la desigualdad y de la distribución del ingreso, que la elusión está desbocada, etc., son algunos argumentos que, junto con el pedido de solidaridad a los más pudientes, han generado propuestas reformistas encaminadas a mejorar la justicia tributaria y recaudación para la educación y salud, entre otras.
Para un análisis objetivo, si es que se puede recurrir a la racionalidad ante los ofertones electorales, en materia de Impuesto a la Renta más del 85% de las y los trabajadores están exentos. En los países desarrollados, prácticamente todos pagan. Las empresas extranjeras inversionistas en Chile, tienen una carga del 35% de impuesto, superior a la tasa promedio mundial y a la mayoría de los países desarrollados. El impuesto de la empresa no es bajo, basta mirar las cifras de la OCDE. Incluso se encuentra entre los más altos. Las PYMES en Chile tienen cinco sistemas diferentes de tributación, (fantástica libertad, inexistente hasta en los países que se toma de ejemplo) y uno de ellos las exime de impuesto hasta utilidades de $ 60 millones anuales, las mismas que en una de las reformas propuestas obligará a tributar.
Tenemos aún el impuesto de Timbres, que naturalmente encarece los créditos; un impuesto de herencias con tasas hasta de 25% que los herederos deben pagar por bienes que se generaron con el esfuerzo de toda la familia; Patentes Municipales, Contribuciones de Bienes Raíces y por supuesto IVA y sus derivados, con tasas bastante más altas que el promedio internacional.
Así las cosas, parece ser que más que proponer mayor carga tributaria a unos pocos, deberán diseñarse incentivos al emprendimiento y a las empresas, quienes y como se ha demostrado pueden generar más actividad y consecuentemente más impuestos. Ejemplo destacable es el ahorro de mas de US$ 200 mil millones que hicieron los socios de las empresas al no retirar sus legítimas utilidades y destinarlas en gran parte a capital de trabajo. Como tantas veces lo he manifestado, nuestro sistema es envidiado por el resto del mundo, y es justamente el que algunos quieren sustituir por añejos Estados benefactores.
Que es necesario realizar algunos cambios no cabe duda. Corregir la doble tributación de los ahorrantes en fondos de pensiones es un camino urgente y denunciado por años en esta columna. Mejorar los derechos de los contribuyentes es otro desafío particularmente en materia litigiosa, en que las discrepancias con el Servicio de Impuestos Internos, ahora tramitadas ante Tribunales Tributarios independientes, pueden tardar un buen tiempo en las instancias de Apelación y Casación. Se imaginará el lector el costo en tiempo y dinero que le significará esta aventura, particularmente cuando los montos son modestos. Combatir la evasión es otro objetivo indispensable al que esperamos se destinen los recursos necesarios para atacarla aún con más fuerza y de lo que probablemente hablaremos más adelante.
En fin, estas y otras propuestas que incentiven a las personas para el emprendimiento, que combatan la evasión, entre otras, deberían ser parte de programas modernos y miradas al futuro de nuestras flamantes candidatas y candidatos.